La Razón y la Verdad deben siempre ir parejas, complementarse, no contradecirse.
Resulta palmario, a la luz de las Sagradas Escrituras, que cuando se hace referencia a los Judíos se acota dicha expresión cuando los hechos narrados reseñan que no todos estaban a favor de la muerte de El Cristo.
Al igual que en la actualidad, que no todos los gentiles somos responsables de los crímenes de lesa humanidad ni de las blasfemias que se vierten continuamente contra el Espíritu Santo, en idéntica y justa reciprocidad, los Judíos de entonces, como los de ahora, sólo son responsables de las consecuencias generadas por sus propios actos personales.
La famosa expresión "que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos", afecta sólo a aquéllos que la hicieron, quedando, de facto, exonerados todos aquellos que por activa o por pasiva no participaron o consintieron el Deicidio.
Cuestión aparte merece la reprobación divina hacia el pueblo elegido. Reprobación, en todo caso, como dice San Pablo, que es tan sólo temporal.
Francisco Pena